domingo, 20 de abril de 2008

II. Presentación como escritora: "Pirouette" (*)

Es indudable que la escritura personal es uno de los recursos más directos e interesantes para expresar opiniones, inquietudes, sentimientos y pensamientos. Sin embargo, es un campo en el que nunca me sentí cómoda, alegando poca destreza.
Mi falencia por un lado la he visto compensada por otro, mi verdadera forma de expresión era corporalmente con la danza, en la que sentía seguridad y verdadera gratificación –sin duda una cosa lleva a la otra-.
Mi historial como “escritora” se conforma por varios intentos fallidos, porque claro está, que el que nunca haya sentido que la escritura fuese lo mío, no significa que no me despierte curiosidad y gran admiración. Me fascina la idea de la escritura como una prolongación de propios pensamientos, del ser; que a diferencia de la oralidad, se construye como un “objeto” que ya no pertenece exclusivamente a uno mismo, y que perdura en el tiempo. Además, es la clave para una visión propia y fuerte del mundo, un autoconocimiento; proporciona una creatividad e imaginación inigualable, transforma las pequeñas cosas cotidianas en grandes hechos.
Sin duda, la autoconsideración de “poco habilidosa”, se habría disminuido si en el colegio hubiesen incentivado una escritura más creativa y libre. Sin embargo, esto no consigue ser una justificación, ya que muchos estuvieron “en mis zapatos” y de igual modo desarrollaron ese “amor” por la escritura. Creo que uno de mis problemas fue considerar sólo como cuestión de don el dedicarse a ciertas actividades- mientras yo me dedicaba a hacer Piruottes, Jetes y Grand Battement, otros a escribir, a la música, etc-.
Otra peculiaridad en mi relación con la escritura es el otorgar cierta cualidad a las palabras, como si adquirieran vida propia cuando se hacen explícitas. Como cuando uno no quiere pronunciar ciertas cosas por miedo a atentar a que sucedan, o cuando esos profundos sentimientos resguardados no quieren salir a la luz porque producen cierto dolor.
Por un lado, construyo una pared que no me deja expresarme libremente pero, por otro, en ciertas ocasiones encuentro en la escritura el recurso más apropiado para decir cosas que de otra forma es aún más dificultoso. Esta constituye mi relación más estrecha con la escritura, a veces es una carta a un ser querido, y la única manera de pronunciar un “te quiero”.
Posiblemente esto mismo haya sido una de esas “escrituras significativas”, en la que si bien no fue puramente espontáneo -hubo una consigna previa-, me permitió analizarme y comprenderme más a mí misma.


(*) Pirouette: (Francés: pirueta) Ballet. Giro completo del cuerpo con apoyo en una sola pierna. Se mantiene la mirada fija en un punto y el cuerpo no se debe encorvar.

viernes, 18 de abril de 2008

I. Presentación como lectora: "Motivación"

Soy una lectora un tanto inexperta y no es casualidad que comience anunciándolo. Esta inexperiencia, conlleva vergüenza y un poco de cobardía frente a esta “exposición”. En realidad, disfruto enormemente cada vez que leo, pero no lo hago con la constancia que debería y, sobre todo, me gustaría.
La lectura por placer la realizo confortablemente en la cama, antes de dormir: apilo tres grandes almohadas, enciendo el velador y procuro absoluto silencio. Quizás todo este “rito” sea una especie de “venganza” a esas lecturas (obligatorias) que requieren estar en un lugar rozando la incomodidad, para lograr total concentración, y más que nada evitar el dormirme.
Unas pocas semanas atrás, logré no sólo iniciar aquel libro pendiente, sino, descubrir que se convertiría en uno de mis libros favoritos, “Sobre Héroes y Tumbas” de Ernesto Sabato.
Me atrapó y tensionó desde un comienzo, pues su “noticia preliminar” introduce directamente al último hecho macabro de la historia: el suicidio de “Alejandra” luego de haber matado a su padre.
Antes de que suceda dicha escena, se narra la relación de Martín, muchacho melancólico y solitario, y Alejandra, muchacha sumamente misteriosa que parece estar en abismos oscuros. Una relación de “amor frenético, como una sucesión de éxtasis y catástrofes”.
Me perseguían constantemente las preguntas: ¿qué los une?, ¿por qué lo “necesita”? y sobre todo, ¿qué esconde ella?
Paralelamente se relatan las biografías de los miembros de la familia Vidal Olmos por más de cien años, hasta finalizar con el infernal destino de Alejandra y su padre Fernando.
Agradable me resultaba hallar esos fragmentos que no referían sólo a la trama, sino a una especie de “sabiduría”, tal vez, miradas propias del autor sobre sutilezas de la vida, escondidas entre conversaciones de personajes. Como esas representaciones de dos conceptos tan abstractos y usados: el Alma y el Destino. Gran admiración siempre me produce la posibilidad de poner en palabras (y aún más en letras) sensaciones e ideas difíciles de explicar; sin duda, por ello disfrutaba de esos fragmentos, además, me proporcionaban un “recreo” en la línea de la trama.
Continuamente me pregunto por qué no leo lo suficiente. Una posible respuesta, (de igual forma, justificación) es la “disyuntiva” entre obligaciones y leer para estudio o acontecer ese “rito” y disfrute de lectura personal. Esperanzada percibo este trabajo como un aliento y motivación para ampliar la lectura placentera.