Es indudable que la escritura personal es uno de los recursos más directos e interesantes para expresar opiniones, inquietudes, sentimientos y pensamientos. Sin embargo, es un campo en el que nunca me sentí cómoda, alegando poca destreza.
Mi falencia por un lado la he visto compensada por otro, mi verdadera forma de expresión era corporalmente con la danza, en la que sentía seguridad y verdadera gratificación –sin duda una cosa lleva a la otra-.
Mi historial como “escritora” se conforma por varios intentos fallidos, porque claro está, que el que nunca haya sentido que la escritura fuese lo mío, no significa que no me despierte curiosidad y gran admiración. Me fascina la idea de la escritura como una prolongación de propios pensamientos, del ser; que a diferencia de la oralidad, se construye como un “objeto” que ya no pertenece exclusivamente a uno mismo, y que perdura en el tiempo. Además, es la clave para una visión propia y fuerte del mundo, un autoconocimiento; proporciona una creatividad e imaginación inigualable, transforma las pequeñas cosas cotidianas en grandes hechos.
Sin duda, la autoconsideración de “poco habilidosa”, se habría disminuido si en el colegio hubiesen incentivado una escritura más creativa y libre. Sin embargo, esto no consigue ser una justificación, ya que muchos estuvieron “en mis zapatos” y de igual modo desarrollaron ese “amor” por la escritura. Creo que uno de mis problemas fue considerar sólo como cuestión de don el dedicarse a ciertas actividades- mientras yo me dedicaba a hacer Piruottes, Jetes y Grand Battement, otros a escribir, a la música, etc-.
Otra peculiaridad en mi relación con la escritura es el otorgar cierta cualidad a las palabras, como si adquirieran vida propia cuando se hacen explícitas. Como cuando uno no quiere pronunciar ciertas cosas por miedo a atentar a que sucedan, o cuando esos profundos sentimientos resguardados no quieren salir a la luz porque producen cierto dolor.
Por un lado, construyo una pared que no me deja expresarme libremente pero, por otro, en ciertas ocasiones encuentro en la escritura el recurso más apropiado para decir cosas que de otra forma es aún más dificultoso. Esta constituye mi relación más estrecha con la escritura, a veces es una carta a un ser querido, y la única manera de pronunciar un “te quiero”.
Posiblemente esto mismo haya sido una de esas “escrituras significativas”, en la que si bien no fue puramente espontáneo -hubo una consigna previa-, me permitió analizarme y comprenderme más a mí misma.
(*) Pirouette: (Francés: pirueta) Ballet. Giro completo del cuerpo con apoyo en una sola pierna. Se mantiene la mirada fija en un punto y el cuerpo no se debe encorvar.
Mi falencia por un lado la he visto compensada por otro, mi verdadera forma de expresión era corporalmente con la danza, en la que sentía seguridad y verdadera gratificación –sin duda una cosa lleva a la otra-.
Mi historial como “escritora” se conforma por varios intentos fallidos, porque claro está, que el que nunca haya sentido que la escritura fuese lo mío, no significa que no me despierte curiosidad y gran admiración. Me fascina la idea de la escritura como una prolongación de propios pensamientos, del ser; que a diferencia de la oralidad, se construye como un “objeto” que ya no pertenece exclusivamente a uno mismo, y que perdura en el tiempo. Además, es la clave para una visión propia y fuerte del mundo, un autoconocimiento; proporciona una creatividad e imaginación inigualable, transforma las pequeñas cosas cotidianas en grandes hechos.
Sin duda, la autoconsideración de “poco habilidosa”, se habría disminuido si en el colegio hubiesen incentivado una escritura más creativa y libre. Sin embargo, esto no consigue ser una justificación, ya que muchos estuvieron “en mis zapatos” y de igual modo desarrollaron ese “amor” por la escritura. Creo que uno de mis problemas fue considerar sólo como cuestión de don el dedicarse a ciertas actividades- mientras yo me dedicaba a hacer Piruottes, Jetes y Grand Battement, otros a escribir, a la música, etc-.
Otra peculiaridad en mi relación con la escritura es el otorgar cierta cualidad a las palabras, como si adquirieran vida propia cuando se hacen explícitas. Como cuando uno no quiere pronunciar ciertas cosas por miedo a atentar a que sucedan, o cuando esos profundos sentimientos resguardados no quieren salir a la luz porque producen cierto dolor.
Por un lado, construyo una pared que no me deja expresarme libremente pero, por otro, en ciertas ocasiones encuentro en la escritura el recurso más apropiado para decir cosas que de otra forma es aún más dificultoso. Esta constituye mi relación más estrecha con la escritura, a veces es una carta a un ser querido, y la única manera de pronunciar un “te quiero”.
Posiblemente esto mismo haya sido una de esas “escrituras significativas”, en la que si bien no fue puramente espontáneo -hubo una consigna previa-, me permitió analizarme y comprenderme más a mí misma.
(*) Pirouette: (Francés: pirueta) Ballet. Giro completo del cuerpo con apoyo en una sola pierna. Se mantiene la mirada fija en un punto y el cuerpo no se debe encorvar.
1 comentario:
Como tenés por costumbre vos, lloraste con anticipación diciendo que no escribís bien, y creo que esto demuestra todo lo contrario.
Con la práctica vas a ir mejorando las cosas que no te cierran demasiado, pero sos muy creativa y se nota mucho en lo que escribiste, y eso es lo más importante, no? La bas está, digamos.
Un besote, Lile
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